Monday, February 27, 2012

Mucho Ruido y Pocas Nueces (Much ado about nothing) de William Shakespeare

Cuando pensaba este fin de semana con qué reseña comenzar esta nueva etapa en el blog, hice una lista mental de los últimos libros que había leído últimamente. Y resulta que los dos últimos libros que he leído son: Mucho Ruido y Pocas Nueces y Sueño de Una Noche de Verano, ambas obras de Shakespeare.

Pero reseñar a Shakespeare es una tarea que me intimida un poco. Me parece que para poder hacer una reseña completa de sus obras, la persona que reseña debería tener mucho más conocimiento sobre el teatro isabelino, poesía, el inglés isabelino, etc. así que solo escribiré sobre por qué es que disfruto tanto leyendo las obras de Shakespeare, desde mi punto de vista, estrictamente personal, y comenzaré con Mucho Ruido y Pocas Nueces, que es mi comedia favorita.

Primero, un pequeño resumen de la obra: Leonato, el gobernador de Messina, recibe en su casa a Don Pedro, príncipe de Aragón, y a sus súbditos: Claudio, un joven conde que se enamora de Hero, la hija de Leonato; Benedick, un soldado que jura que jamás se casará y se la pasa discutiendo e intercambiando astutos insultos con Beatrice, la sobrina de Leonato; y Don Juan, el hermano menor e ilegitimo de Don Pedro.
Claudio y Hero se comprometen rápidamente y Benedick y Beatrice son engañados para que dejen de discutir y se enamoren uno del otro.

El principal antagonista es Don Juan, que decide arruinar la felicidad de todos y le pide a su compañero Borachio que haga el amor con la dama de compañía de Hero en la ventana de la habitación de Hero para hacer creer a Claudio y Don Pedro que ella es infiel. Claudio la humilla públicamente el día de la boda y la deja. Leonato, Beatrice y Benedick se rehúsan a aceptar estas acusaciones y deciden hacer creer que Hero ha muerto de pena.

Afortunadamente, Dogberry, el jefe de la policía local, escucha a Borachio jactándose del engaño con sus compañeros y lo arresta. Claudio se ve atormentado por la pena y la culpabilidad de saberse autor de la muerte de Hero. Como castigo, Leonato le pide a Claudio que se encargue de divulgar la inocencia de su hija y que además se case con una sobrina muy parecida a Hero. El día de la boda se descubre que Hero está viva, a lo que todos reaccionan con alegría. Aprovechando el momento de felicidad, Benedick le pide a Beatrice que se case con él y Beatrice acepta, después de discutir un momento.

Mi personaje favorito es Beatrice. Me encanta su fuerza e inteligencia, su discurso astuto y su sentido de independencia. Ella, al igual que Benedick, no es muy fanática del matrimonio. No ha encontrado a un compañero que esté a su altura y se rehúsa a someterse a los caprichos de un esposo controlador. Cuando Leonato aconseja a Hero aceptar una posible propuesta de matrimonio, Beatrice dice: “Yes, faith, it is my cousin’s duty to make courtesy, and say, ‘Father, as it please you’. But yet for all that cousin, let him be a handsome fellow, or else make another courtesy and say, ‘Father, as it please me’.”

Las constantes discusiones con Benedick muestran la naturaleza enérgica de Beatrice y en mi opinión los mejores momentos de la obra son el intercambio de palabras entre ellos:

Beatrice: “(…) I thank God and my cold blood, I am of your humour for that: I had rather hear my dog bark at a crow than a man swear he loves me”.
Benedick: “God keep your ladyship still in that mind! So some gentleman or other shall ‘scape a predestinate scratched face”.

Cuando Claudio calumnia a Hero y la humilla públicamente, Beatrice se encoleriza y lamenta que al ser mujer no tenga permitido enfrentar al agresor: “O that I were a man for his sake! Or that I had any friend would be a man for my sake”.

Benedick es otro de los personajes que disfruto mucho. Su sentido del humor y su personalidad histriónica marcan el ritmo de la obra. Además, es el único personaje masculino fuera de la familia de Leonato que pone en tela de juicio  las acusaciones contra Hero. Incluso llega a retar a un duelo a Claudio después que Beatrice se lo pide. A pesar de ser cínico y hasta cierto punto narcisista, es el único hombre que demuestra honor a la hora de la verdad, lo que es un tema importante a través de la historia.

Se supone que Claudio es el joven apuesto y noble, el príncipe azul, bueno e ingenuo y fácil de engañar. La verdad es que me parece de los personajes menos interesantes, además de que su comportamiento hacia Hero es realmente despreciable. Voy a salirme de mi lenguaje estándar para reseñar y voy a decir que Claudio es un idiota. Es un idiota que se deja engañar, hace el ridículo un buen par de veces, hace lo que se le dice y pareciera que no tiene voluntad propia. Soy consciente que en la época la mayor desgracia para una mujer era ser acusada de no ser virgen o ser infiel, pero no puedo evitar retorcerme un poco cuando Hero lo acepta de vuelta después de que Claudio prácticamente la llamó una prostituta frente a todos. Especialmente porque esta obra incluye uno de los personajes femeninos más fuertes e interesantes entre todas las obras de Shakespeare. Es en este momento cuando uno se da cuenta del contraste que Shakespeare crea entre Hero y Beatrice. La reacción de Hero es desmayarse, en cambio Beatrice dice: “God, that I were a man! I would eat his heart in the market-place.”

El tema principal de la obra es el uso del engaño para poder conseguir algo, ya sea positivo o negativo. Se puede decir que el argumento subyacente en la obra es “el fin justifica los medios”. ¿Cuántos engaños hay en la obra?
  1. Don Pedro corteja a Hero por Claudio. Hero no sabe quién la está corteando porque todos están con máscaras, así que cuando Don Pedro descubre su identidad, tiene que comunicar que la ha cortejado en nombre de Claudio.
  2. Don Juan hace creer a Claudio que Don Pedro ha traicionado a Claudio y ha cortejado a Hero para él mismo.
  3. Leonato, Claudio y Don Pedro conspiran para engañar  a Beatrice y Benedick y hacer que se enamoren.
  4. Don Juan hace creer a Claudio y Don Pedro que Hero es infiel y no es virgen.
  5. Leonato hace creer que su hija ha muerto para salvarla de la humillación.

Esta comedia me gusta tanto por su ágil ritmo, por sacarme carcajadas mientras la leía (Dogberry causó varias de esas carcajadas) y porque reta el orden social de la época. Las mujeres tienen un rol más prominente, no sólo porque Beatrice es un personaje femenino fuerte y fuera de lo común para la época y sus estereotipos con los roles femeninos, sino porque se enfoca en la naturaleza inconstante del hombre con respecto a las mujeres. En Mucho Ruido y Pocas Nueces, son los hombres quienes se equivocan y traman los engaños y enredos, normalmente atribuidos a las mujeres, que finalmente crean toda la confusión del clímax de la obra. Además, también resalta el hecho que los hombres se dejan llevar por los estereotipos del comportamiento femenino y por eso es que Claudio puede aceptar tan fácilmente la idea de que Hero le ha sido infiel. Según mi perspectiva, esta obra resalta la ignorancia de los hombres sobre las mujeres. No estoy generalizando, hay que acordarse del contexto de esta obra. Pero creo que Shakespeare comprendió algo, quizás fugazmente, sobre la naturaleza de ambos sexos y jugó con esos estereotipos para crear una genial comedia de malentendidos.


Como nota aparte, recomiendo la adaptación al cine de 1993 de Kenneth Branagh. Es fiel a la obra original y las actuaciones del mismo Kenneth Branagh como Benedick y Emma Thompson como Beatrice son excepcionales. Lo único un poco inexplicable es Keanu Reeves como Don Juan, pero aparte de él, la película es realmente excelente.

Saturday, February 25, 2012

Bienvenidos de vuelta a mi blog (la traducción absorbe)

Esta es mi primera entrada en más de medio año. Me siento bastante culpable por haber dejado en el aire este espacio que tanto me entusiasmó. Mi explicación es que la traducción absorbe. Absorbe tiempo, esfuerzo, dedicación y energías. Los últimos seis meses me he dedicado básicamente a traducir, lo que es muy bueno y no me quejo, pero tengo que admitir que me quedó tan poco tiempo libre y tanto cansancio que mi blog pasó a segundo plano.

Pareciera que el año pasado el universo se cansó de escuchar mis quejas y frustraciones sobre  mi profesión (“es tan difícil entrar al mercado, la gente no valora nuestro trabajo, quieren pagar una miseria, piensan que las cosas se hacen con el maldito traductor de Google”, etc.) que me dijo: “Tanto te quejas de no tener suficiente trabajo, ¡toma!” Estoy muy agradecida con el universo, los últimos seis meses han sido un gran paso adelante en mi desarrollo profesional, pero también aprendí a valorar el tiempo que antes desperdiciaba: las horas de leer y escribir.

Hace un par de semanas me pasó algo que jamás me había ocurrido en mis 2 años trabajando como traductora freelance: me comenzó a llegar más trabajo del que podía manejar. Acepté todo lo que pude pues todavía tengo fresco el recuerdo de las épocas de sequía y frustración y porque cuando uno trabaja como freelance, estos picos deben ser aprovechados para guardar para las temporadas bajas.

No todo salió de acuerdo a mi milimétrico plan de producción diaria. Para empezar, uno de los textos que estaba traduciendo era tan horrible (malditas resoluciones ministeriales) que no podía traducir a la velocidad planeada y me dejaba completamente extenuada. Para cumplir con la fecha de entrega me amanecí trabajando varios días. Y así fueron varios documentos: terminaba uno y había que comenzar corriendo el siguiente.

En medio de todo esto me enfermé. Me enfermé feo al punto en que terminé en la sala de urgencias un domingo por la tarde. No voy a contarles los detalles; sólo diré que mi viaje a la sala de urgencias me retrasó un día y tuve que regresar a mi casa a seguir traduciendo enferma y con fiebre.

Luego vino otra semana más de amanecidas. Un miércoles por la noche ya me sentía al borde, como un carro que funciona con el tanque de reserva. Terminé de traducir a las 7 de la mañana planeando dormir dos días seguidos. A las 7 y 30 los de la municipalidad se pusieron a podar el parque bajo mi ventana (literalmente bajo mi ventana pues no hay separación entre mi edificio y el parque). El resultado fue una crisis de llanto y mi mamá (tan linda) preparándome manzanillas para tranquilizarme y diciéndome con mucha razón que ya me había pasado de la raya con el ritmo de trabajo.

Este es mi primer fin de semana libre después de tiempo y lo estoy disfrutando al máximo. Es tan delicioso hacer ABSOLUTAMENTE NADA, aunque no pasó mucho tiempo hasta que agarré mi cuaderno y me puse a escribir. Tiempo para escribir tranquila por fin. Me había olvidado también de cuánto disfrutaba elegir los libros que quiero reseñar, leer las entradas de mis bloggers favoritos (uno de ellos tuvo la genialidad de mandarme su recién publicado libro desde México – que llegó tres meses después gracias al “excelente” servicio de Serpost- y todavía no he podido reseñarlo, ¿cómo es posible?) y poder relajarme sin sentirme culpable.

Esto de ninguna manera es una queja, querido universo, pues no quiero regresar a las épocas en que mataba el tiempo mirando el techo. El punto es que he aprendido que un equilibrio es necesario y este blog es parte de los kilos del lado de placer de mi balanza. Espero de verdad poder escribir una entrada todos los sábados. ¡Pensar que alguna vez me leí un libro por semana!

En fin, ¡bienvenidos de vuelta a mi blog!