Wednesday, September 19, 2012

Ya se de qué tratará mi próximo post


"Lock up your libraries if you like, but there is no gate, no lock, no bolt, that you can set upon the freedom of my mind".

Virginia Woolf - A room of one's own




Thursday, September 13, 2012

Amazon, I love you


Soy bastante tradicional en lo que se refiere a mi proceso de escritura. Siempre a mano primero y luego recién en la computadora para pulir. El Scrivener es súper útil para esto, e incluso intenté empezar desde cero de esta manera en algún momento, como mencioné en un post anterior, pero luego de un tiempo terminé regresando a mi cuaderno porque las “semillas” no crecen frente a una pantalla.

En cambio, resultó que no soy una lectora tan tradicional. Me encanta el olor de los libros, la emoción con cada página que volteo, el esfuerzo por no mirar la última página, etc. Me encanta pasar horas en las librerías y las bibliotecas. Es Disney para mí. Y me sigue encantando, pero cuando Renzo me regaló el Kindle Touch por mi cumpleaños fui extremadamente feliz. Una de mis más grandes frustraciones como ávido bookworm ha sido no encontrar en las librerías limeñas los libros que andaba buscando o encontrarlos por precios exorbitantes. En Barcelona me volví loca con todas las librerías increíbles que había y los libros tan accesibles. Creo que compré mi peso en libros y tuve que dejar ropa y zapatos para poder traérmelos. Y luego, cuando regresé a Lima y me pasé tres meses buscando un libro de Sylvia Plath que no encontraba por ninguna parte, mi frustración regresó.

Y es por ahí donde el Kindle me enganchó: la posibilidad de tener tantos libros a mi disposición, libros que muchas veces no encuentro acá en Lima o que preferiría leer en su idioma original y acá sólo llegan traducidos. Además que me parece una buena forma de luchar contra la piratería y ayudar al medioambiente. Obviamente la inversión inicial es un poco cara, sin contar que hay que traerlos desde EE.UU., pero yo espero sinceramente que con el paso del tiempo estos aparatos sean más accesibles y su uso se masifique.

Ahorita estoy leyendo “A room of one’s own” de Virginia Woolf, que nunca encontré en Lima porque estaba agotado o simplemente no había. Recuerdo haber renegado horrible por cuánto se demoran en traer el último libro de Ian McEwan pero qué rápido traen Twilight y Fifty Shades of Grey. Meh.

Igual seguiré comprando libros físicos porque mi amor por ellos es eterno (hay una colección de cuentos de Edgar Allan Poe, traducidos por Cortázar y con prólogo de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, que tengo en la mira) y además que el día que pueda publicar algo mío, obviamente voy a querer publicarlo en físico. Pero el Kindle es genial (especialmente con todos esos libros gratis porque ya son parte del dominio público), así que Amazon, I love you.