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Monday, February 10, 2014

La casa gris

Todas las maderas de la casa crujen. Las tablas del piso se encogen con el frío de Agosto y se expanden con el calor de febrero. Originalmente eran marrón rojizo, pero con el paso del tiempo adquirieron un color blancuzco por la sal y humedad del aire que viene de la playa, directo por el malecón. El sonido de las maderas viejas y húmedas se confunde con la presión de los pasos de la familia que se mueve perdida dentro de la casa. A veces parecen el eco de los pasos andados cincuenta años atrás, con mucha más fuerza e ímpetu, cuando la casa todavía tenía un aire alegre, las ventas eran traslúcidas y el jardín no tenía perros enterrados. Siempre parece estar vacía, a pesar del sonido de los pasos o las voces de las jóvenes que en algún momento ocuparon una de las habitaciones del segundo piso. Sin embargo, detrás de ese vacío se percibe algo: una mirada, el eco de recuerdos, el paso de los años y las tragedias de la familia. 

Para los extraños a la casa, la sensación de ser observados es inmediata y espeluznante. No se equivocan, son observados. Nadie que haya muerto en la casa descansará mientras ella siga de pie con ese aire tan triste. Hasta que la casa desaparezca y aun así. La tristeza y el color gris y apagado de las paredes no es característica individual de la casa, sino de la familia que vive atormentada con lo que fue, lo que pudo ser y no fue. Nadie se salva de ese sentimiento de soledad y arrepentimiento. Viven alejados entre sí, porque la vista de unos con otros es el reflejo palpable de lo que quedó atrás, ya no existe y hace tanta falta. La familia murió en gran parte cuando mi abuelo falleció, y cayó por completo en lo grisáceo cuando mi abuela siguió a su amor cincuenta años después. 

Y ahora, cuando por fin la casa que antes era un punto gris de soledad ya no existe, es añorada como el último pilar de unión de la familia, mientras sus miembros y todos aquellos que pasaron por ella intentan ponerle el verdadero color a sus recuerdos y sus vidas. Todos seguimos cargando la casa, la llevamos dentro. 

Wednesday, September 19, 2012

Ya se de qué tratará mi próximo post


"Lock up your libraries if you like, but there is no gate, no lock, no bolt, that you can set upon the freedom of my mind".

Virginia Woolf - A room of one's own




Thursday, September 13, 2012

Amazon, I love you


Soy bastante tradicional en lo que se refiere a mi proceso de escritura. Siempre a mano primero y luego recién en la computadora para pulir. El Scrivener es súper útil para esto, e incluso intenté empezar desde cero de esta manera en algún momento, como mencioné en un post anterior, pero luego de un tiempo terminé regresando a mi cuaderno porque las “semillas” no crecen frente a una pantalla.

En cambio, resultó que no soy una lectora tan tradicional. Me encanta el olor de los libros, la emoción con cada página que volteo, el esfuerzo por no mirar la última página, etc. Me encanta pasar horas en las librerías y las bibliotecas. Es Disney para mí. Y me sigue encantando, pero cuando Renzo me regaló el Kindle Touch por mi cumpleaños fui extremadamente feliz. Una de mis más grandes frustraciones como ávido bookworm ha sido no encontrar en las librerías limeñas los libros que andaba buscando o encontrarlos por precios exorbitantes. En Barcelona me volví loca con todas las librerías increíbles que había y los libros tan accesibles. Creo que compré mi peso en libros y tuve que dejar ropa y zapatos para poder traérmelos. Y luego, cuando regresé a Lima y me pasé tres meses buscando un libro de Sylvia Plath que no encontraba por ninguna parte, mi frustración regresó.

Y es por ahí donde el Kindle me enganchó: la posibilidad de tener tantos libros a mi disposición, libros que muchas veces no encuentro acá en Lima o que preferiría leer en su idioma original y acá sólo llegan traducidos. Además que me parece una buena forma de luchar contra la piratería y ayudar al medioambiente. Obviamente la inversión inicial es un poco cara, sin contar que hay que traerlos desde EE.UU., pero yo espero sinceramente que con el paso del tiempo estos aparatos sean más accesibles y su uso se masifique.

Ahorita estoy leyendo “A room of one’s own” de Virginia Woolf, que nunca encontré en Lima porque estaba agotado o simplemente no había. Recuerdo haber renegado horrible por cuánto se demoran en traer el último libro de Ian McEwan pero qué rápido traen Twilight y Fifty Shades of Grey. Meh.

Igual seguiré comprando libros físicos porque mi amor por ellos es eterno (hay una colección de cuentos de Edgar Allan Poe, traducidos por Cortázar y con prólogo de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, que tengo en la mira) y además que el día que pueda publicar algo mío, obviamente voy a querer publicarlo en físico. Pero el Kindle es genial (especialmente con todos esos libros gratis porque ya son parte del dominio público), así que Amazon, I love you.

Tuesday, March 20, 2012

La falsa idea de fortaleza vs. femineidad y por qué me encanta Jane Eyre

De vez en cuando uno se cruza con un personaje memorable visto desde diferentes perspectivas. Para mí, uno de estos personajes es Jane Eyre. Ella es un perfecto ejemplo de un personaje fuerte, bien construido, completo, bien desarrollado y sucede que es mujer. Esto es algo que me parece incluso más importante ahora, ya que en muchos libros (películas, series y en general cualquier obra de ficción) he visto como se ha creado una dicotomía acerca de la femineidad y la fortaleza en una mujer. Al parecer, las mujeres pueden ser femeninas (según las características tradicionalmente consideradas como femeninas) o pueden ser fuertes, no pueden ser las dos. Esto de por si es enervante, porque la condición de femenino no viene de cumplir ciertas características de comportamiento, sino del simple hecho de ser mujer. Decir que una mujer no es femenina es una tontería, es imposible, pero la sociedad ha logrado separar una cosa de la otra. El resultado de esta separación son personajes polarizados, anclados en la idea de femineidad o la idea de fortaleza, que se excluyen mutuamente. Como perfecto ejemplo puedo poner a Lisbeth Salander vs. Bella Swan.

La primera es una chica fría, calculadora y aguerrida; es una mujer fuerte que lucha por sí misma y que a pesar de haber sido maltratada toda su vida, se rehúsa a ser una constante víctima y a caer en los cánones establecidos por la sociedad sobre lo que una mujer debe ser. Pero ella es el claro ejemplo de la idea retorcida de que la fortaleza no va con lo “femenino” (entre comillas porque estoy usando la palabra como un adjetivo más allá de la simple condición de ser mujer, para poder contextualizarme dentro de las ideas prestablecidas que generan este fenómeno). A medida que la historia avanza podemos ver que mientras más fortaleza el personaje demuestra, su comportamiento y apariencia se vuelve más andrógino y más feroz. Y no es que una mujer no pueda ser feroz, sino que pareciera que mientras más feroz, es menos mujer. Es quizás el único defecto que le encuentro al personaje, pues me encantó la mezcla de fuerza y vulnerabilidad que es Lisbeth, pero la despoja casi enteramente de cualquier característica que sea considerada convencionalmente femenina.

Por otro lado, Bella Swan cae dentro del cliché negativo de lo que la sociedad considera características femeninas. Es la típica “damsel in distress” que necesita ser rescatada constantemente por un hombre, que no tiene autoestima basada en otra cosa que no sea la mirada de otros, es delicada, torpe, ingenua, “pura” y bla bla bla. Todas estas características establecidas como femeninas y que no permiten ningún rastro de verdadera fortaleza. O peor, que llegan a ser confundidas como fortaleza por conseguir que el protagonista (o varios protagonistas) masculinos se enamoren de ella. Y este es mi problema. Los conceptos o ideas erróneas de lo que es fortaleza y lo que es femineidad.

Quiero aclarar que detesto las etiquetas. Estar discutiendo sobre lo que es o no es femenino me molesta bastante, especialmente porque esta discusión no debería existir si la gente respetara el verdadero significado de femenino. A mí tampoco me gustan los cánones prestablecidos sobre las mujeres y lo que se espera de ellas. Pero tampoco me gusta que para que una mujer sea descrita como fuerte, tenga que volverse un ser al extremo huraño, antisocial y con un rechazo automático para todo lo que es considerado convencional. Vuelvo a aclarar, no es que una mujer no pueda ser antisocial o rechazar lo convencional, sino que esto no es a consecuencia exclusiva de su fortaleza. Pareciera que muchas personas asumen que una mujer fuerte ya no quiere casarse ni tener hijos, le importa un pito su apariencia y no tiene inseguridad de ningún tipo. Esto es falso pues polariza a las mujeres a extremos completamente opuestos, como si una cualidad excluyera la otra. O también sucede que para construir un personaje femenino fuerte se cree una especie de reproducción alternativa de un personaje masculino ya existente, es decir, armar a una mujer hasta los dientes y ponerla a pelear como Bruce Lee (que no quiere decir que una mujer no lo puede hacer sino que esto no debería ser la señal inequívoca de su fortaleza). Lo que yo concluyo a partir de esto, es que para que una mujer sea considerada fuerte tiene que portarse como un hombre rudo.

Después de darme cuenta de todo lo anterior, Jane Eyre resalta por su excelente construcción y evolución. Según mi opinión, Charlotte Bronte tenía bien claro qué cosa significa realmente ser una mujer fuerte. Al comienzo de la historia Jane Eyre es una huérfana que es enviada a un orfanato por su cruel tía, donde sufre todo tipo de humillaciones y privaciones. A pesar de no tener un verdadero guía constante a través de la historia y ninguna fuente de cariño, Jane se vuelve una mujer derecha, educada y fuerte, y al mismo tiempo sensible y con una tremenda capacidad de compasión, comprensión y perdón. Apenas llega a la edad adecuada busca una manera de ganarse la vida de manera independiente como institutriz y a través de toda la historia su búsqueda de independencia es una característica clave de su personalidad. Jane demuestra que le frustra de sobremanera la sociedad patriarcal donde vive, en donde tiene que luchar para poder mantenerse ella sola, a duras penas, por las pocas oportunidades proporcionadas a una mujer como ella. Jane se enamora perdidamente, pero en esos momentos tampoco pierde su intención de ser independiente, incluso dentro de un posible matrimonio.

En más de una ocasión y con más de un personaje masculino, Jane se ve afectada por la tendencia patriarcal de intentar subyugar a las mujeres, incluso con el interés amoroso y héroe byronesco de la historia, Mr. Rochester. Jane siente amor por ellos pero puede al mismo tiempo hacerles frente. Es una mujer completa, con una infinidad de colores y reacciones y su personalidad o desarrollo como personaje no se ve limitado por ninguna regla prestablecida de fortaleza o femineidad.

Jane es capaz de enamorarse perdidamente, de llorar, sufrir, anhelar una familia y soñar con su ser amado pero no es el condenado títere (o estúpido tapete) que es Bella Swan. Y es capaz de enfrentar la peor de las situaciones, sobrevivir incluso el hambre y la sed y volver a comenzar de la nada sin ser una persona completamente antisocial y dura como es Lisbeth Salander. Cuando me imagino a estas tres mujeres, sólo una me parece real. Esto no quiere decir que no hayan mujeres con serios problemas de autoestima como Bella o con una corteza tan dura como la de Lisbeth, lo que quiere decir es que su condición de mujer no prestablece las virtudes o defectos que las mujeres puedan tener.

Escribir un personaje femenino que es fuerte no debería ser algo polarizado. Las personas tienen que comenzar a entender que la fortaleza es una característica más como cualquier otra atribuible a un ser humano y que no es de ninguna manera incompatible con la naturaleza femenina. Solo hace falta mirar a las mujeres en nuestras vidas o a nosotras mismas y darnos cuenta que estamos formadas por mil piezas distintas y que las cosas no son blancas y negras. Hay miles de combinaciones posibles y restringirnos a elegir entre dos posibilidades debido a una percepción retrógrada no es inteligente ni interesante.

Saturday, February 25, 2012

Bienvenidos de vuelta a mi blog (la traducción absorbe)

Esta es mi primera entrada en más de medio año. Me siento bastante culpable por haber dejado en el aire este espacio que tanto me entusiasmó. Mi explicación es que la traducción absorbe. Absorbe tiempo, esfuerzo, dedicación y energías. Los últimos seis meses me he dedicado básicamente a traducir, lo que es muy bueno y no me quejo, pero tengo que admitir que me quedó tan poco tiempo libre y tanto cansancio que mi blog pasó a segundo plano.

Pareciera que el año pasado el universo se cansó de escuchar mis quejas y frustraciones sobre  mi profesión (“es tan difícil entrar al mercado, la gente no valora nuestro trabajo, quieren pagar una miseria, piensan que las cosas se hacen con el maldito traductor de Google”, etc.) que me dijo: “Tanto te quejas de no tener suficiente trabajo, ¡toma!” Estoy muy agradecida con el universo, los últimos seis meses han sido un gran paso adelante en mi desarrollo profesional, pero también aprendí a valorar el tiempo que antes desperdiciaba: las horas de leer y escribir.

Hace un par de semanas me pasó algo que jamás me había ocurrido en mis 2 años trabajando como traductora freelance: me comenzó a llegar más trabajo del que podía manejar. Acepté todo lo que pude pues todavía tengo fresco el recuerdo de las épocas de sequía y frustración y porque cuando uno trabaja como freelance, estos picos deben ser aprovechados para guardar para las temporadas bajas.

No todo salió de acuerdo a mi milimétrico plan de producción diaria. Para empezar, uno de los textos que estaba traduciendo era tan horrible (malditas resoluciones ministeriales) que no podía traducir a la velocidad planeada y me dejaba completamente extenuada. Para cumplir con la fecha de entrega me amanecí trabajando varios días. Y así fueron varios documentos: terminaba uno y había que comenzar corriendo el siguiente.

En medio de todo esto me enfermé. Me enfermé feo al punto en que terminé en la sala de urgencias un domingo por la tarde. No voy a contarles los detalles; sólo diré que mi viaje a la sala de urgencias me retrasó un día y tuve que regresar a mi casa a seguir traduciendo enferma y con fiebre.

Luego vino otra semana más de amanecidas. Un miércoles por la noche ya me sentía al borde, como un carro que funciona con el tanque de reserva. Terminé de traducir a las 7 de la mañana planeando dormir dos días seguidos. A las 7 y 30 los de la municipalidad se pusieron a podar el parque bajo mi ventana (literalmente bajo mi ventana pues no hay separación entre mi edificio y el parque). El resultado fue una crisis de llanto y mi mamá (tan linda) preparándome manzanillas para tranquilizarme y diciéndome con mucha razón que ya me había pasado de la raya con el ritmo de trabajo.

Este es mi primer fin de semana libre después de tiempo y lo estoy disfrutando al máximo. Es tan delicioso hacer ABSOLUTAMENTE NADA, aunque no pasó mucho tiempo hasta que agarré mi cuaderno y me puse a escribir. Tiempo para escribir tranquila por fin. Me había olvidado también de cuánto disfrutaba elegir los libros que quiero reseñar, leer las entradas de mis bloggers favoritos (uno de ellos tuvo la genialidad de mandarme su recién publicado libro desde México – que llegó tres meses después gracias al “excelente” servicio de Serpost- y todavía no he podido reseñarlo, ¿cómo es posible?) y poder relajarme sin sentirme culpable.

Esto de ninguna manera es una queja, querido universo, pues no quiero regresar a las épocas en que mataba el tiempo mirando el techo. El punto es que he aprendido que un equilibrio es necesario y este blog es parte de los kilos del lado de placer de mi balanza. Espero de verdad poder escribir una entrada todos los sábados. ¡Pensar que alguna vez me leí un libro por semana!

En fin, ¡bienvenidos de vuelta a mi blog!

Friday, July 22, 2011

Virginia Woolf acerca mantener un diario privado

"The habit of writing for my eye only is good practice. It loosens the ligaments. 

Never mind the misses and the stumbles. Going at such a pace as I do I must make the most direct and instant shots at my object, and thus have to lay my hands on words, choose them and shoot them with no more pause than is needed to put my pen in the ink. I believe that during the past year I can trace some increase of ease in my professional writing which I attribute to my casual half hours after tea. . . .

What sort of diary should I like mine to be? Something looseknit and yet not slovenly, so elastic that it will embrace anything, solemn, slight or beautiful that comes into my mind. I should like it to resemble some deep old desk, or capacious hold-all, in which one flings a mass of odds and ends without looking them through."

Fuente: http://grammar.about.com/od/writersonwriting/a/Woolfjournal.htm

Sunday, July 17, 2011

Mis intentos de leer a Saramago

Por fin me decidí a leer La Caverna de Saramago, después de que varias personas me recomendaran muchísimo este libro. Yo no estaba muy tentada a leerlo porque, tengo que confesar, no he tenido una gran experiencia con Saramago. Hace un par de años intenté leer Ensayo sobre la Ceguera y no pasé de las primeras veinte páginas. No es que me aburriera sino que por algún motivo el libro no me atrapaba, no me emocionaba y de repente un día me encontré dejando el libro sin terminar y comenzado a leer otra cosa. Desde entonces he querido volver a comenzar con él pero siempre me pasa lo mismo. Sé que esto debe sonar a blasfemia para muchos y quizás lo sea, pero no pude evitarlo. Lo más irónico es que en un taller de novela al que asistí, presenté el borrador de un primer capítulo donde mi protagonista comenzaba a perder la capacidad de ver colores y veía todo a su alrededor invadido lentamente por el color gris, como señal de que ya todo estaba perdido, y el profesor me recomendó leer Ensayo sobre la Ceguera. Plop.

No quería darme por vencida con Saramago ni hablar, mucho menos tras haber leído tan sólo las primeras veinte páginas de un libro, así que hice caso a las recomendaciones y me compré La Caverna. Hasta ahorita me va mejor que con Ensayo, pero tampoco siento el apego que para estas alturas del libro ya debería sentir. Me he prometido no dejarlo a la mitad, voy a terminarlo y escribiré qué me pareció. Pero todavía no puedo dejar de sorprenderme de que un escritor tan universalmente reconocido por su excelente calidad literaria no me llame la atención como debería. Es una cuestión de gustos imagino. En verdad, al leer sus libros termino por enfocarme mucho más en la forma que en el contenido.

Me gustaría saber si a alguien más le pasa esto o yo soy la única blasfema. ¿Qué piensan?

Sunday, January 9, 2011

Mi blog cambia de nombre

He decidido cambiar el nombre de mi blog por varias razones. La primera: hace poco descubrí un súper blog de literatura llamado Papel en Blanco. Tiene mucho más tiempo que mi blog y obviamente está mucho más desarrollado, así que por respeto y para evitar confusiones, mejor cambiarlo. Y la segunda razón es que ya no puedo decir que el papel en blanco me de tanto miedo. Siempre me va a intimidar, pero ahora eso ya no me paraliza sino me motiva.  

Ayer Renzo me estuvo ayudando a pensar en un nuevo nombre. Quería un nombre sencillo pero bonito. Qué difícil, si es tan complicado encontrar un nombre para un blog, ¿cómo será ponerle el nombre a mi novela? Creo que los nombres y títulos siempre son lo más complicado para mi. Hace un par de días terminé un cuento y todavía no le pongo título. En fin, me decidí por Camino Literario porque eso es lo que estoy siguiendo ¿no? Estoy abriendo mi camino en este mundo.

Espero escribir mucho más seguido también y no descuidar tanto el blog como hice en los últimos meses del año pasado.

Un abrazo, 
Meli

Saturday, December 11, 2010

De vuelta por estos lares

Hace casi un mes que no escribo en el blog porque he estado trabajando demasiado. Por fin tengo ahora algo de tiempo libre, así que dedicaré este fin de semana para escribir algo nuevo.

Mientras tanto, les aviso que ya se han publicado la lista de actividades académicas del Centro Cultural de la PUCP para enero y febrero y están más que interesantes. Yo ya me matriculé en el taller de narrativa con el escritor Alonso Cueto. Además se han abierto talleres de teatro, redacción, guión, dramaturgia, cine, escritura creativa, etc. Aquí les paso el link para las inscripciones.

Finalmente, espero que todos hayan podido escuchar o leer el discurso de aceptación de Mario Vargas Llosa en la entrega del Premio Nobel. En caso que todavía no lo hayan hecho, lo pueden leer en este pdf o ver en este video.

¡Buen fin de semana!

Saturday, October 30, 2010

Leer es una adicción

En la vida tenemos ciertas necesidades básicas que alimentar constantemente. Para mí la necesidad de leer se ha vuelto una de ellas. 

Es sábado por la noche, ya me terminé el libro que estaba leyendo y siento la imperiosa necesidad de salir a comprar un libro nuevo. Si bien es cierto que tengo toda una biblioteca de libros leídos en mi casa, ahorita mismo siento las ganas por algo nuevo. Es porque cada libro nuevo es como salir de viaje a algún lugar desconocido. Me emociona y por más que suene algo aburrido para algunas personas, quedarme leyendo un sábado por la noche es una de mis formas favoritas de pasar mis fines de semana. 

Muero de ganas de pasar por una librería en este instante. Es relativamente temprano, tan sólo las 9 pm y siendo sábado, la hora perfecta para salir, pero Renzo no ha dormido en 36 horas y despertarlo para salir a comprar sería terriblemente cruel. El problema es que me siento como una adicta con unas ganas horribles de su nuevo fix. ¿Qué hago? ¿Comer mucho chocolate y releer a Coetzee? Ya sé, la respuesta perfecta a mi adicción: escribir. 


Thursday, October 7, 2010

El Premio Nobel es peruano

Hoy es un gran día. Me desperté con la noticia de que Mario Vargas Llosa había recibido el Premio Nobel. No puedo dejar de comentar lo feliz que estoy, no sólo porque uno de mis escritores favoritos recibió el premio, sino también como peruana. Éste es un paso más hacia adelante para las letras peruanas y todos sus representantes. ¡Hoy es para celebrar! ¡Grande Mario!

Friday, August 27, 2010

Libros con una connotación especial

Todo el mundo tiene alguna canción que le hace recordar un momento específico de su vida. Olores, lugares, sabores, etc. que quedan eternamente relacionados con algún momento, algún evento o alguna persona en particular. Por ejemplo, escuchar “Uptown girl” de Billy Joel me hace regresar al viaje que hice a Punta Sal con mis papás cuando yo tenía sólo cinco años. En esa época estaba de moda y la pasaban frecuentemente en el restaurante del hotel. El olor a libros viejos me hace recordar a mi mamáma Ida y el sonido de los tacos de los zapatos me hace pensar en mi mamá dando vueltas por toda la casa en las mañanas, antes de salir a trabajar.

Lo mismo me pasa con algunos libros. Son los libros que siempre regreso a leer cuando tengo ganas de sentirme protegida. Es una sensación rara porque no son necesariamente libros con un final feliz, sino que simplemente me hacen sentir como la primera vez que los leí, me hacen sentir cómoda y nunca me aburren. No podría llamarlos mis libros favoritos porque hay muchos otros más que regreso a leer siempre, pero esta lista de libros en particular tiene un efecto especial en mí. Quizás son los que más me hacen recordar por qué me gusta tanto la literatura y por qué puedo pasarme horas y días enteros dedicados a la lectura.

Estos son los libros:

- Rayuela (Cortázar)

- Cien años de soledad (García Márquez)

- El Amor en los tiempos del cólera (García Márquez)

- Crónica de una muerte anunciada (García Márquez)

- Ivanhoe (Walter Scott)

- El nombre de la rosa (Umberto Eco)

- Orgullo y prejuicio (Jane Austen)

- Jane Eyre (Charlotte Bronte)

- Cumbres borrascosas (Emily Bronte)

- El conde de Montecristo (Alexandre Dumas)

- Un mundo para Julius (Alfredo Bryce Echenique)

- La señora Dalloway (Virginia Woolf)

- Harry Potter (J.K. Rowling)

- Conversación en La Catedral (Mario Vargas Llosa)

- La invención de Morel (Adolfo Bioy Casares)

- Madame Bovary (Gustave Flaubert)

- Las desventuras del joven Werther (Goethe)

- Momo (Michael Ende)

- Las tradiciones peruanas (Ricardo Palma)

Como dije, ésta no es una lista de mis libros favoritos. Faltarían muchos más para completarla. Estos son los que regreso a leer cuando tengo ganas de sentirme bien. Cuando tengo ganas de refugiarme en la literatura y sentirme cómoda. Cada uno tiene una connotación distinta. Por ejemplo, García Márquez me hace regresar a mi época de colegio, cuando descubrí cuánto me gustaban sus libros. Además, es con Cien Años de Soledad que supe que me quería dedicar a escribir.

Los libros de Harry Potter me acompañaron toda mi adolescencia y me hacen pensar en la época en que yo también soñaba con recibir mi carta de Hogwarts (en verdad todavía sueño con eso de vez en cuando). Los libros de Mario Vargas Llosa, Bryce Echenique y Ricardo Palma me llevan a un verano en que me la pasé encerrada en mi cuarto leyendo casi todos sus libros. Sé que pasarse el verano encerrada no suena muy bonito, pero para mí fue lo mejor. Tenía todo el tiempo del mundo para dedicarme a leer, sin ninguna otra obligación o tarea que hacer. Prefería leer que salir a achicharrarme bajo el sol y la humedad limeña.

Los libros de Scott, las hermanas Bronte, Jane Austen y Virginia Woolf pertenecen a una época en que me obsesioné con la literatura inglesa. Hay muchos más libros de literatura inglesa que me fascinan, pero son los libros que he mencionado los que me dejaron esa sensación de comodidad.

Y así, todos los demás tienen una connotación especial. Los libros siempre han sido mi refugio, pero éstos son el refugio dentro del refugio.

Y para ustedes ¿cuáles son los libros con esa connotación especial?

Friday, August 13, 2010

24 años

Hoy viernes 13 cumplo 24 años. Para mucha gente es un día de mala suerte, pero yo he comprobado con el paso de los años, que cuando mi cumpleaños ha caído viernes 13, siempre la he pasado mejor. De repente es porque como es viernes, lo puedo celebrar el mismo día y no tengo que esperar hasta el fin de semana; aunque la verdad desde mis 15 siempre he estado un poco reacia a celebrar mucho mis cumpleaños, a veces por un poco de flojera, otras por no tener ganas, etc.

Pero este año ha sido tan distinto en casi todos los aspectos de mi vida, han cambiado muchas cosas para bien, así que de la misma forma, he decidido hacer algo más grande para celebrar mis 24 años. Planeo celebrarlo comiendo rico (indispensable para una peruana) y con buena compañía. Todo apunta a que lo voy a pasar bastante bien. Y como regalo para mi misma, planeo comprar varios libros nuevos que hace tiempo quiero leer.

Además, he descubierto que el 13 de agosto es el día internacional de los zurdos, que el 13 de agosto de 1899 nació Alfred Hitchcock, el 13 de agosto de 1926 nació Fidel Castro y en 1967 Amelie Nothomb. Vaya mezcolanza.

No estoy muy segura por qué la tradición considera a este día como de mala suerte, me parece que algún Papa mandó a matar a los caballeros templarios en un viernes 13. No importa. Hoy es mío.

Monday, August 9, 2010

La falta de tiempo


Es un problema constante. Existen tantas cosas que hacer que los minutos se me pasan rápido y nunca termino. Estoy intentando balancear mi vida laboral, que siempre está repleta de cosas que terminar, enviar, revisar, etc. con mi vida personal con la familia, amigos, hobbies y demás, mientras que al mismo tiempo trato de crearme un horario para escribir de forma diaria y constante. Todavía estoy tratando de encontrar el balance. La frase “tengo demasiado trabajo” se ha vuelto frecuente y me encuentro últimamente llegando tarde a mi casa y dedicando mis únicos momentos libres del día (o de la noche mejor dicho) a leer. Porque sin leer no me la puedo pasar. Escribo por partes, en hojas sueltas y cuando por ahí tengo un respiro. Hoy fue mi primera tarde libre después un tiempito y me dediqué con tranquilidad a leer y escribir. Qué bien se siente. Es como tomar agua después de estar con sed mucho rato. No me quejo de la cantidad de trabajo, me gusta mi trabajo y en tiempos como los de ahora, agradezco tener un trabajo que además disfruto, pero a veces quisiera que los días tuvieran 26 o 27 horas. Así me daría tiempo para hacer todo lo que quiero hacer durante el día. Como tomar agua más seguido, por ejemplo.

Monday, July 12, 2010

Escribiendo

Siempre me ha gustado escribir. Es así desde que aprendí a hacerlo. De niña siempre llevé diarios, casi hasta el final de mi adolescencia. Después esos diarios se transformaron en cuadernos de catarsis donde plasmé experiencias, ideas, reflexiones, cuentos e incluso uno que otro poema. Escribo en un cuaderno de forma continua, así que esta actividad no es ajena a mi vida diaria. Pero también es cierto que lo hago de manera desordenada y quizás esa sea la razón de mis problemas de inspiración y desarrollo de ideas.

Mi mayor preocupación en este momento es que tengo que presentar un manuscrito de 25 páginas para el final del taller de novela. El proyecto me emociona muchísimo pero cuando me senté a revisar algunas de las cosas en las que ya he estado trabajando, me doy cuenta que las ideas están a la mitad. Empiezo una y no la termino y me paso a otra. Un desorden. El profesor dijo en el taller que uno de los grandes defectos de los aprendices de escritores es que no tienen una buena capacidad de autocrítica. Piensan que todo lo que hacen es perfecto y que han sido tocados por el dedo de Dios. Conmigo pasa exactamente lo contrario. Siento que todo lo que escribo está mal, vacío. Esta inseguridad no es productiva.

Además debo dejar de distraerme. He decidido escribir estas 25 páginas a mano. Si las escribo en la computadora, el Facebook o el MSN me llaman con mucha insistencia. O termino escribiendo en el blog, como estoy haciendo ahorita.

Thursday, June 24, 2010

Tennyson, Scott, Faulkner y la mamáma Ida

Si tuviera que elegir una palabra para describir a mi familia paterna sería ingrata. Y me incluyo dentro de esa descripción. Todos son buenísimos pero terriblemente ingratos. Especialmente la generación de mi padre y sus hermanos. Ellos se ven máximo una o dos veces al año y todos viven en la misma ciudad. Se quieren sin duda, pero son muy raros, reservados a un extremo poco saludable. Todos han sido siempre un enigma para mí, nunca se sabe que está pasando por sus cabezas. Y quizás el misterio más grande de todos fue mi abuela, no necesariamente porque ella fuera tan reservada, sino porque la familia en general tenía una relación un tanto distante, siempre evitando hablar de los temas peliagudos, estancándose en el pasado y manteniéndose dentro de su coraza.

Debido a esa relación distante de mi papá con mi abuela, yo no la llegué a conocer a fondo. Pero siempre quise saber qué había detrás de esos profundos ojos grises. Sólo conocí la superficie: sus maneras elegantes, su hábito de levantarse a las 4 am para leer, los toffees que tenía en el cajón de su mesa de noche y que todos sus nietos siempre le estábamos robando, sus deliciosos postres, las anécdotas de su infancia que le gustaba contar… Mis hermanas mayores, en cambio, sí tuvieron la oportunidad de conocerla mucho mejor y la influencia que ejerció mi abuela en sus vidas la convirtió en su indiscutible heroína.

Lamentablemente yo era muy chica mientras mi abuela estaba todavía lúcida y para cuando crecí y comencé a vislumbrar de a pocos la extraordinaria mujer que era, mi abuela había comenzado a retroceder en el tiempo, mezclando épocas y personas, aunque con la misma voracidad por la lectura y por los dulces. Finalmente murió en julio del 2005 a los 92 años.

Unos días después de su muerte, fui con mi papá y mi hermano a visitar la casa de San Miguel, donde mi abuela vivió durante más de cincuenta años y que con el tiempo se convirtió en el Macondo de mi familia, y mi tío Fernando me dijo: “Creo que sólo a ti te gusta leer tanto como a mi mamá. ¿Por qué no te llevas sus libros? Nadie más los va a querer leer.”

Y me los llevé. Más de cien libros, incluyendo primeras ediciones, libros fuera de circulación, sus libros del colegio, etc. Fue como heredar un tesoro, pues encontré verdaderas joyas de la literatura que así nomás no se encuentran en cualquier librería de Lima. Ordenando sus libros encontré Idylls of the King de Alfred Tennyson, Ivanhoe de Walter Scott en el inglés original, Luz de Agosto de William Faulkner, las obras completas de Flaubert, Dickens, etc. Todas esas obras, en especial las de Tennyson, Scott y Faulkner me abrieron la puerta a un nuevo mundo. Me enamoré por completo de Tennyson, me obsesioné con Scott y quedé fascinada con Faulkner. Es así, a medida que iba leyendo todos esos libros, que me iba haciendo una idea más clara de quién era mi abuela y resultó que soy muy parecida a ella. Definitivamente heredé mi amor por las letras de ella (además de mi madre). Creo que de toda mi familia, ella hubiera sido la más contenta con mi meta de convertirme en escritora. Me hubiera encantado tener su opinión.

Mis libros son una de las posesiones más preciadas que tengo y sé que también los suyos lo eran para ella. Por eso cuando los traje a mi casa y comencé a desempolvarlos, forrarlos y leerlos, sentí como si estuviera estableciendo una conexión más fuerte con ella. Como si ella me estuviera mirando con satisfacción. El primer día que sus libros estuvieron en mi casa, mi hermano jura que vio a la mamáma parada en el comedor. Supongo que estaba asegurándose que sus libros no se perdieran.

No hay un día que no me arrepienta de no haber superado esa distancia estúpida que había en la familia. Pero a pesar de eso, mi abuela ha dejado una huella importante en mi vida. La he conocido un poco más a través de sus libros y las notas que escribía en los márgenes. Me atrajo más al mundo de la literatura, leí y releí todos sus comentarios, sus anotaciones.

Es por eso que Tennyson, Scott y Faulkner estarán eternamente relacionados con la mamáma Ida. Ella me los presentó y leerlos me lleva siempre a pensar en ella.

Monday, June 21, 2010

La pregunta

Mientras preparo mi siguiente post, he decidido compartir con ustedes una reflexión que me dejó pensando bastante.

Estaba leyendo Los largos oficios inservibles de Eduardo Chirinos (Editorial Norma – 2004), excelente libro acerca del amor al oficio de escribir, cuando me encontré con la siguiente pregunta que hace el autor: “¿adónde van las horas gastadas en escribir y leer?”. Es una pregunta difícil de responder y supongo que depende de cada uno, pero me gustó mucho la conclusión a la que llega el mismo autor y que ahora quiero compartir con ustedes:

“(…) lo único que se obtiene es la conciencia de que nunca estamos solos, que el pálido premio de una página justifica cualquier desvelo si nos devuelve nuestra verdadera cara: la de aquellos lectores que se reconocen haciéndola suya”.

Exacto.

Monday, June 7, 2010

¿Cómo nacen las buenas ideas?

Creo que en este momento en específico, el nombre mi blog se aplica al 100%. La ley de Murphy es un fastidio. Cuando estoy en el trabajo, en el micro, atorada en el tráfico o con sueño, se me ocurren las mejores ideas, desarrollo posts enteros en mi cabeza y reniego por no poder sentarme a escribir tranquila en ese momento. Algunas veces he tenido la suerte de tener un papel y lápiz cerca y anotar la idea para no olvidarla. Pero no es lo común. A veces parece que mi cerebro me juega bromas pesadas y me manda la inspiración cuando estoy apretujada en el mar de gente que se sube a los micros los lunes a las 8 de la mañana. Pero eso no es lo que más fastidia. Lo que más me fastidia es cuando, en momentos como el de ahora, cuando tengo el tiempo, el espacio y las ganas de sentarme a escribir, no se me ocurre absolutamente nada. Y es como un círculo vicioso, porque mientras más me esfuerzo por producir una buena idea, menos se me ocurre; me pongo de malhumor, lo que no es muy difícil para mí y ya hasta comienzo sentir que el papel en blanco de la PC o mi cuaderno se está burlando de mí.

¿Cómo es que nacen las buenas ideas? ¿Cómo acostumbra uno al cerebro a ser un poco más disciplinado y ajustarse a un horario para escribir? Me sigue pareciendo increíble que a veces en medio del bullicio encuentre inspiración, que cuando estoy renegando porque llego tarde al trabajo se me prenda el foco y no tenga un condenado papel a la mano para asegurarme que esa idea no se me va a escapar.

Robert Frost dijo: "All there is to writing is having ideas. To learn to write is to learn to have ideas." Ok. ¿Cómo? No hay una receta para eso. Creo que la práctica, como en cualquier otro aspecto de la vida que haya que desarrollar, es la mejor respuesta para mi dilema. Pero aún así es frustrante. Otra pregunta que siempre me hago es ¿cómo diferenciar las buenas ideas de las malas? O ¿cuándo una mala idea se puede transformar en una excelente idea? Son un montón de preguntas que seguramente todos los aspirantes a escritores como yo se hacen todos los días. Supongo que hay varias respuestas distintas para cada una de mis preguntas y todas deben de aportar algo al desarrollo de ideas. Sería genial poder sentarme a conversar al respecto con gente que esté igual de interesada que yo en el tema, pero eso no es tan fácil, pues creo que en mi entorno hay sólo una o dos a las que les apasione tanto como yo descifrar ese misterio que es la inspiración. Así que utilizo mi blog para comunicar mis inquietudes acerca del tema. ¿Las buenas ideas son siempre espontáneas o hay manera de disciplinarse y encontrar una fuente constante de inspiración? ¿O es que, como dije en mi primer post, el papel es tan intimidante que primero hay que superar el miedo a éste y atreverse a escribir incluso las malas ideas y aprender de ellas? ¿Ustedes qué opinan?

Thursday, April 29, 2010

Harry Potter vs. Twilight

Este es un tema que he querido desarrollar desde hace ya un buen tiempo. Con todo el éxito que han tenido las dos franquicias (libros, películas, muñecos, fans histéricos, etc.) me parece necesario regresar al origen de todo este alboroto y establecer (según mi humilde opinión) por qué los libros de J.K. Rowling son tan diferentes a los de Stephenie Meyer y por qué no caen en la misma categoría. Para mi Harry Potter es literatura (juvenil dirán algunos, pero al fin y al cabo, literatura) y Twilight es un best-seller romántico. Son completamente diferentes, en absolutamente todo, pero por algún motivo mucha gente ha decidido meterlos en el mismo saco por el simple hecho de escribir sobre “fantasía” y porque sus libros han sido llevados al cine creando una franquicia multimillonaria.

Quiero recalcar que en esta entrada me dedico a comparar los libros, nada más, pues es en lo único que me siento capacitada a opinar de verdad. Las películas son otra cosa y la verdad sólo vi la primera de Twilight y eso fue más que suficiente para decidir no ver las demás. Eso no tiene nada que ver con la calidad de los libros, pues todos hemos visto alguna vez un excelente libro muy mal adaptado al cine. Pero sí me leí los siete libros de Harry Potter y los cuatro de Twilight.

En mi opinión, J.K. Rowling sabe como contar una buena historia sin degradar la forma (el estilo) y sin florear todo el tiempo. A pesar del contexto mágico de los libros, sus personajes viven y lidian con los sentimientos comunes a todo ser humano: amor, amistad, miedo, odio, fragilidad, esperanza, etc. Son personajes ricos y profundos que están rodeados de un mundo espectacular, pero al mismo tiempo concreto. J.K. Rowling no dejó cabos sin atar. Al igual que los libros de Tolkien, Rowling creó desde cero todo un nuevo mundo con su propio bagaje cultural, leyendas, tradiciones y leyes. Un punto importante para mí es su excelente conocimiento de la psique humana. Ella plasma nuestros propios sueños e inquietudes, nuestros propios miedos y complejos, todo llevado y adaptado al fantástico mundo de los magos. Es por eso que amé tanto sus libros: me identifiqué con sus personajes pero al mismo tiempo volé con ellos a lugares mágicos.

Con Stephenie Meyer es otra cosa. Sus libros me parecen el remake de una novela romántica con el añadido del tema sobrenatural y sin mucho estilo. Lo que atrae tanto a sus historias es esa mezcla de amor con sexo sin llegar a ser riesgoso, ya que todo es implícito en ese sentido. En eso le puedo dar crédito. La señora Meyer sabe cómo hacer para despertar lo sexual sin ser necesariamente obvia o vulgar. Pero aparte de eso, la falta de originalidad es bastante clara. Aunque la falta de evolución en sus personajes es lo que más me fastidia. Mi opinión es que son estáticos, con las mismas reacciones clichés de los héroes románticos que son valientes y buenos y las doncellas en apuros frágiles y puras de corazón. Todo un gran esterotipo con el cual es difícil identificarse. Planos completamente opuestos que no permiten las áreas grises con las que el ser humano se identifica tanto. Nadie es completamente bueno o malo, pero los personajes ed Twilight sí. Además, la historia parece estar flotando en un limbo sin explicación, con eventos tan sacados de pelos como que la chica queda embarazada de un vampiro y da a luz a un híbrido que lee los pensamientos y crece tres veces más rápido que los seres humanos. Ajá. Y los chanchos vuelan también. El problema no es cuan fantasioso sea el argumento, el problema es su falta de recursos para hacer convicente la historia.

Pasando del contenido a la forma, la belleza estilística que logra Rowling no tiene punto de comparación con el estilo monótono y con poco vocabulario de Meyer. Stephen King dijo: “The real difference [between J.K. Rowling and Meyer] is that Jo Rowling is a terrific writer, and Stephenie Meyer can't write worth a darn. She's not very good.” Rowling nos deleita con no sólo la belleza de la historia, sino la belleza de la narración en sí. Nos envuelve y atrapa con su estilo culto pero sencillo, nos trabaja y nos hace admirarla.

Meyer se caracteriza por exactamente lo contrario. Su pobreza linguística y su falta de recursos pone de malhumor. No hay necesidad de rebajar tanto el lenguaje para hacerlo sencillo. Creo que en eso se confundió. Quizás, en su afán de llegar fácilmente al corazón de sus lectores, decidió usar un lenguaje en extremo sencillo, llegando algunas veces a la redundancia y la falta de vocabulario.

Mi experiencia con la saga de Harry Potter fue compleja. J.K. Rowling no sólo hizo crecer a los personajes a través de los siete libros (la evolución de los personajes es crucial para que me guste un libro), sino que ella también creció en talento y profundidad, y así crecí yo con ellos. Algunos podrán decir que prefiero los libros de Harry Potter por haberme pasado toda mi adolescencia y juventud leyéndolos. Quizás tengan algo de razón, pero eso no nubla mi capacidad de diferenciar entre lo exquisito y lo empalagoso.

J.K. Rowling escribe de una manera que un niño de diez años va a disfrutar, pero incluye elementos, referencias y cierto tipo de humor que un adulto también va a apreciar. En cambio, Stephenie Meyer escribe de una manera bastante directa y alguien de diez, quince o treinta años terminará con más o menos lo mismo.

Girando hacia una dirección más personal, una de las razones por las que no llegué a disfrutar realmente de Twilight es el mismo personaje principal: Bella Swan. Los libros llegaron a parecerme el diario de una chibola loca y depresiva, absolutamente fuera de control y sin el más mínimo concepto de fuerza personal o autoestima. Mi lado feminista saltó y terminé por pensar que ésta era una chica demasiado estúpida para mi gusto. Su única meta en la vida es amar y ser amada por su vampiro. Deja de lado sus metas, su identidad y hasta su propia vida por un chico. De repente yo sea demasiado moderna, pero tenía unas ganas de cachetear a la mocosa por tanta automutilación y cojudez junta. Entrando al lado moral del asunto ¿qué se supone que van a sacar las jóvenes lectoras de la saga? ¿que está bien dejar de lado la esencia de tu existencia sólo por lograr retener al chico guapo y malo del colegio?

Ambas historias terminan con una guerra que define el curso de las vidas de sus personajes. En Harry Potter, la guerra (como cualquier otra guerra en el mundo) trae penas, muerte, tristeza y sacrificios, así como una victoria difícil pero dulce que nos deja el corazón en la garganta. En Twilight nadie muere, nadie pierde, todos encuentran la manera (aunque la escritora haya tenido que manipular hasta el extremo la historia) de seguir adelante con sus vidas felices como unas perdices y colorín colorado este cuento se acabado. Bah...¿para eso me leí casi 700 páginas sobre una mocosa llorona y bastante loca?

Las consecuencias de todo lo mencionado anteriormente son palpables en los momentos en que se termina de leer cada libro: cuando terminé con Deathly Hallows (el último libro de la saga) realmente sentí como si un buen amigo se hubiera ido para siempre. Releí cien veces el final y me volví a leer los siete libros por pura nostalgia. En cambio, con Twilight, no terminé de leer el último libro, me aburrí a mitad de camino y sólo me leí las últimas dos caras para confirmar lo que ya era bastante obvio desde el comienzo del primer libro.

Mi conclusión es simple: los libros de Rowling son un clásico contemporáneo, los de Stephenie Meyer en cambio, pasarán de moda tarde o temprano.

Wednesday, March 24, 2010

Ciudad superficial

Hace ya un tiempo que me he dado cuenta que Lima es una ciudad superficial. De repente no nos damos cuenta, pero nos dejamos llevar tanto por las apariencias y la moda que me da la impresión de que todos somos unas ovejitas en un rebaño siguiendo un mismo modelo. No me puedo excluir de esta descripción pues lamentablemente algunas veces yo también me he dejado llevar, pero tengo que agradecer a lo que sea que me hizo darme cuenta.

Pareciera que hay una sola forma correcta de hacer todo: forma de vestir, de ser, de trabajar, de caminar, de hablar, etc. Existen los lugares “correctos” y “de moda” que frecuentar y si no lo haces o no te gusta recibes una mirada reprobatoria y un “q baaaad” con tonito de ajjjco y todo. Los hobbies y los intereses que no entren en el patrón dictado por la sociedad son considerados “excéntricos” y hasta en algunas ocasiones “lornas”. ¿Cómo vas a preferir quedarte a leer en vez de ir a la “playita” o ir a LA JUERGA en Eisha? Me pregunto cuántas de esas personas que siguen la línea dictada por la moda de verdad disfrutan lo que hacen o si sólo lo hacen por encajar y no quedarse atrás.

Ser popular es indispensable y relacionarse con la gente adecuada también. No estar a la moda con la ropa es un pecado. Un día salí de mi casa y me encontré con que para ser una chica chévere tienes que vestirte exactamente igual que los demás y mientras más puta mejor. Y para ser un chico popular tienes que volverte “el pendejo”.

Durante una época seguí algunas de las tendencias actuales, como los sitios que frecuentar, la actitud que tomar, etc. Y un día dije “a la mierda”. ¿Cuándo se volvió necesario dejar de lado la individualidad para ser considerado alguien genial? ¿Por qué esa necesidad de amoldarse a lo que digan los demás y considerarse “cool” por la falta de originalidad?

Ese día decidí ser simplemente yo. Ese día me dejó de importar lo que pueda decir la gente de mis pasatiempos, mi forma de vestir o mi forma de vivir. Eso no es ir en contra de todo lo que los demás hacen o dicen. Yo pienso que uno debe de hacer lo que de verdad quiere hacer. Quiero poner énfasis en la capacidad de cada uno de tener ideas propias y darse cuenta que lo que diga la mayoría no siempre es lo correcto.

Toda esta mentalidad de rebaño tiene consecuencias más importantes que la forma de vestir de un grupo de chicas: genera rechazo y discriminación entre la gente. Si no cumples con una serie de requisitos entonces no vales la pena. Además crea estándares retorcidos que la gente quiere alcanzar y para hacer eso anula una parte de sí mismo, lleva a las personas odiarse por quiénes son, a negar su verdadero “yo”.

Entonces chicos, abran los ojos y pregúntense ¿quién soy yo?

Yo, Melissa, soy un poco tímida, un tanto torpe, dormilona, comodona y asmática. No sé bailar bien, me dan pánico los lugares atiborrados de gente y detesto la impuntualidad. Me encanta leer, ir al cine, salir con mis amigos, conversar, estar con Renzo y ver tele con mi mamá. Tomo mis propias decisiones y eso me llena más que la “aprobación” de gente que en verdad no me importa. Esa soy yo.