Mientras preparo mi siguiente post, he decidido compartir con ustedes una reflexión que me dejó pensando bastante.
Estaba leyendo Los largos oficios inservibles de Eduardo Chirinos (Editorial Norma – 2004), excelente libro acerca del amor al oficio de escribir, cuando me encontré con la siguiente pregunta que hace el autor: “¿adónde van las horas gastadas en escribir y leer?”. Es una pregunta difícil de responder y supongo que depende de cada uno, pero me gustó mucho la conclusión a la que llega el mismo autor y que ahora quiero compartir con ustedes:
“(…) lo único que se obtiene es la conciencia de que nunca estamos solos, que el pálido premio de una página justifica cualquier desvelo si nos devuelve nuestra verdadera cara: la de aquellos lectores que se reconocen haciéndola suya”.
Exacto.
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