Tuesday, May 25, 2010

La genialidad de Jane Austen

Una vez alguien me dijo que las novelas de Jane Austen eran “cursilerías escritas por una mujer acerca de matrimonios y habladurías”. Ése es el concepto general que se tiene entre la mayoría de la gente, especialmente en Latinoamérica, donde no es frecuente que Austen forme parte del syllabus de los cursos de Literatura. Yo descubrí a Jane Austen de manera personal, sintiéndome su cómplice y me fascinó.

Así que decidí hacer un post para dejar en claro un par de cosas y argumentar mi fuerte admiración por esta mujer y todas sus obras. Jane Austen es una de las grandes novelistas inglesas. Era una mujer progresista, que recreó perfectamente la sociedad inglesa en época de la regencia (antes de la Reina Victoria), con un pensamiento moderno, no conformista. Es cierto que el tema del matrimonio es fundamental en la mayoría de sus obras, pero no desde un punto de vista casamentero, sino como un irónico reflejo de las reglas y costumbres de ese tiempo. Jane Austen no nos quiere contar la búsqueda de matrimonio de las mujeres, sino el papel que el matrimonio desempeña en su supervivencia (literalmente para tener alguien que las mantenga, pero también para tener una posición social que les de cierta relevancia y no desaparecer entre la gente) desde diferentes perspectivas y posiciones. Ella juega un poco a pertenecer a ambos lados de un debate para explicar mejor la realidad que ella misma vivía.

De repente es mejor poner un poco de contexto para entender mejor: en esa época, las mujeres no podían trabajar y para asegurar su futuro tenían que casarse “bien”, pero sólo se podían casar (bien o mal) si tenían una dote. Si provenían de una familia pobre que no les podía dar dote, entonces estaban arruinadas porque era poco probable que alguien quisiera casarse con ellas. Habían pocas mujeres que, o tenían la suerte de pertenecer a una familia muy adinerada y por ende podían vivir de su herencia (como es el caso del personaje de Emma Woodhouse) o se atrevían a valerse de sus escasos medios para proveerse su propio techo (como es el caso de la misma Jane Austen). El matrimonio era una simple transacción comercial a la que las mujeres se encontraban subyugadas y todas las historias de Austen tratan del instinto de independencia y búsqueda de verdadero amor de las mujeres protagonistas. En sus historias hay mujeres que se casan por amor, otras por dinero, las que no se quieren casar, las que se quieren casar pero no tienen con quién, las que se fugan con el novio y luego las dejan abandonadas, etc.

Su perspectiva mordaz de la sociedad y profundo conocimiento de las relaciones humanas son las características más importantes de todas sus novelas. Mi teoría es que si Jane Austen viviera en esta época, sería una excelente psicóloga. Su profundo insight en las motivaciones del ser humano nos presentan personajes con muchos matices, pero consistentes y bien elaborados.

El cuidado del lenguaje es otra característica importante. Para Austen es importante la corrección del habla, una virtud que resalta en los personajes que quiere que admiremos. Así por ejemplo, Elizabeth Bennet, Mr. Darcy, Elinor Dashwood, Emma Woodhouse y otros más, se caracterizan por su exquisito uso del lenguaje. Elizabeth Bennet en particular, se vale de una forma de hablar estrictamente correcta pero con un fuerte matiz irónico que hace de sus maneras amables un arma de doble filo.

Y en contraste, cuando alguien utiliza un lenguaje inapropiado o incorrecto, Austen quiere hacernos ver que esas personas no tienen un nivel intelectual adecuado, como por ejemplo Mrs. Bennet y Lydia en Orgullo y Prejuicio y Harriet Smith en Emma.

Un tema sumamente importante en todas sus obras es el aspecto moral y ético de la sociedad. Lo que está bien y lo que está mal. El buen comportamiento y el malo. La buena educación y la mala. Podemos ver que Austen es partidaria de los buenos modales, de lo moral. El concepto de rectitud y honestidad es resaltado en todas sus novelas. Por otro lado, la educación rígida que recibió se refleja en sus novelas, particularmente en personajes como Fanny Price en Mansfield Park o Elinor Dashwood en Sentido y Sensibilidad. Para nosotros, latinos, a veces nos es difícil entender este nivel de cortesía fingida, la importancia de la jerarquía y la tendencia hacia la auto-represión que esta época predicaba. Jane Austen era progresista, pero también profundamente inglesa, por lo que muchas veces, al leer por ejemplo Sentido y Sensibilidad, uno se desespera pensando “¿pero para qué tantas reverencias y rodeos? ¿Por qué tantos permisos y fórmulas de cortesía?” Sin embargo, eso justamente es parte de la genialidad del argumento. Jane Austen era realista y plasmó con lujo de detalles la vida que existía en la Inglaterra de los últimos años del siglo XIII.

Saliendo del tema de contenido y girando hacia la forma, para Austen era crucial que sus obras sonaran bien. Ella tenía la costumbre de leer en voz alta a su familia por lo que ponía especial atención a la belleza estilística de sus textos. Su vocabulario es rico, posee un estilo culto y refinado, incluso suave, por lo que sorprende como con tanta delicadeza es capaz de trasmitir todo tipo de sentimientos fuertes. Su estilo también es fluido y mantiene al lector interesado. Pero eso ya es obvio, sino ¿cómo explicar una vigencia de 200 años? Sus libros siguen de moda y cada día un nuevo lector los descubre y se enamora de ellos.

En octubre del próximo año se cumplirán 200 años desde la publicación de Sentido y Sensibilidad y la genialidad de esta escritora ha traspasado fronteras, idiomas, culturas y el tiempo. Los temas siguen siendo actuales de diferentes formas. Si bien es cierto que las mujeres ya no desempeñan el mismo papel, las inquietudes, inseguridades, la búsqueda del amor verdadero y de la propia relevancia en un mundo que jala como una fuerte corriente, tienen como consecuencia la misma naturaleza humana que Austen analizó y plasmó en cada una de sus obras. Debido a su intelecto y su manera de profundizar en el núcleo del ser humano, Jane Austen seguirá siendo una mujer actual en todas las épocas.

Sunday, May 9, 2010

La novela negra: Stieg Larsson y la trilogía “Millenium”

El género literario de novela negra ha sido objeto de controversias, debates acerca de su calidad literaria y estética, ha tenido cientos de representantes a lo largo de su existencia y diferentes estilos y tendencias dentro del mismo género. Hablar sobre la novela negra sería explayarme mucho más allá de un solo post, es por eso que prefiero enfocarme en su último representante exitoso.

Antes que nada, eso sí, quiero poner un poco de contexto: La característica esencial de la novela negra es que siempre trata sobre el mundo profesional del hampa, del crimen y está marcada, en casi todos los casos, por la violencia. La novela policiaca clásica (Agatha Christie, Arthur Conan Doyle) estableció las bases para el desarrollo de este nuevo género, en el que la búsqueda de la verdad es el fin último y lo más importante. Los libros de Stieg Larsson calzan perfecto dentro de la definición de novela negra pero tiene un algo especial que atrapa al lector y no lo suelta más.

Como ya he mencionado en posts anteriores, uno de los puntos más importantes de cualquier novela para mí, sin importar su género, es el desarrollo de personajes, su evolución y crecimiento. En el caso de Larsson, el personaje de Lisbeth Salander es el logro más importante de la novela. Esta chica, la indiscutible heroína de la historia, que parece ser una Pippi Longstockings con matices góticos, se lleva de encuentro el resto de personajes y de repente quizás, hasta el mismo argumento de la historia (en el primer libro). Su estado mental, consecuencia de los diferentes traumas sufridos en su niñez e incluso durante la misma historia de la trilogía, la presenta como una chica retraída pero segura y aguerrida, que le gusta experimentar sexualmente y posee una inteligencia muy por encima del promedio, además de unas habilidades tecnológicas absolutamente fuera de lo común. Y a pesar de todas estas características extraordinarias, uno se identifica con el personaje pues posee muchísimas facetas y es definitivamente, el más vulnerable de la historia.

Es a través de los ojos de este personaje que el lector de verdad espera que se haga justicia o incluso se lleva a cabo la venganza de todas las víctimas que los villanos de la historia van dejando por el camino. Es el personaje más memorable de la novela y creo que cada novela de este género tiene alguno que resalta de esta manera, ya sea positiva o negativamente. Así por ejemplo, está el legendario Dr. Hannibal Lecter de las novelas de Thomas Harris o incluso el mismo Poirot de las novelas de Agatha Christie.

Sin embargo, un problema que encuentro es el contraste que hay entre el bien construido personaje de Lisbeth con el mediocre y bastante estereotipado Mikael Blomkvist. Aparte de una o dos excepciones, Blomkvist es el único personaje masculino de la historia que no es un violento misógino con antecedentes criminales. A pesar de ser descrito como un mujeriego y encantador periodista que disfruta dándole la contra a la extrema derecha de su país, llega a volverse tedioso por su complejo de príncipe azul que tiene que salvar a todas las mujeres que lo rodean. La relación que tiene con su hija deja muchísimos cables sueltos, así como también esa relación abierta que tiene con su compañera de trabajo Erika Berger. En el primer libro, el personaje de Erika es dejado un poco sin acabar, pero felizmente se desarrolla bastante mejor en los dos siguientes, dándole la profundidad que carecía. Mikael Blomkvist es el conductor de la historia, a través de sus pasos se resuelve el misterio, con ayuda de Lisbeth, pero me parece que Larsson pudo haberlo desarrollado mejor, dándole más características humanas, más defectos de personalidad incluso. A veces parece (incluso dentro de su faceta de mujeriego), demasiado parcializado en su tarea de héroe de la historia.

Otro punto importante es la construcción del argumento de la historia. En eso no me queda más que admitir que Larsson pensó en absolutamente todo (qué, cómo, dónde, cuándo y por qué) encajando todos los eventos en la única conclusión lógica, pero al mismo tiempo sorprendente, que nos hace pensar más de una vez “eso no lo veía venir”. Me gustó muchísimo como los eventos mueven a los personajes hacia una carrera por la búsqueda de la verdad, sin que parezca que están dentro de una película de Indiana Jones. Lo que Blomkvist y Salander buscan es la simple y pura justicia, la mejora de la sociedad en la que viven.

La trilogía Millenium es un claro ejemplo de un thriller A1, que engancha al lector y nos deja queriendo más. Pero si hay alguna crítica de importancia que hacer a los libros es la descripción del mundo en el que los personajes se desarrollan. Si bien es obvio que una novela negra trata sobre el lado decadente de una sociedad y los villanos abundan por aquí y por allá, Larsson pinta a la sociedad sueca como un pueblo misógino, violento y cruel, donde la policía casi no funciona y la corrupción es pan de cada día. Al terminar de leer los libros uno se pregunta que nos queda al resto del mundo (especialmente en Latinoamérica) si en un país del primer mundo, progresista y liberal, todavía existe ese machismo y esa podredumbre, obstáculo número uno del desarrollo de un país. Y es que yo creo que aquí Larsson se tomó la ficción muy en serio. Es lo único que no llega a ser convincente. Mario Vargas Llosa dijo al respecto: “el país al que nos habíamos acostumbrado a situar, entre todos los que pueblan el planeta, como el que ha llegado a estar más cerca del ideal democrático de progreso, justicia e igualdad de oportunidades" aparece "como una sucursal del infierno, donde los jueces prevarican, los psiquiatras torturan, los policías y espías delinquen, los políticos mienten, los empresarios estafan, y tanto las instituciones y el establishment en general parecen presa de una pandemia de corrupción de proporciones priístas o fujimoristas”.

Y es que esa es la sensación que deja el libro en ese aspecto. Suecia parece estar peor que el Perú en época de Odría, Velasco o Fujimori y se me hace difícil creérmelo dentro del contexto ficcional de la historia. Pero la genialidad del argumento es tal que el lector perdona al autor esa exageración. Los logros de la obra compensan sus errores o deslices.

Mi conclusión es que Larsson nos brinda un thriller que se disfruta hasta la última página, pero que al ser un escritor amateur, deja sin pulir una que otra cosa que afectan a la historia hasta cierto punto. Pero eso no le quita el mérito, pues es desde ya uno de los mejores representantes de este género. Es una pena que tan talentoso escritor muriera joven y no desarrollara todas sus habilidades más allá, ya que ciertamente hubiera llegado a ser el maestro de la novela negra.