Ser una peruana que se quiere dedicar al mundo de las letras hace que sea inevitable referirme a Mario Vargas Llosa. Creo que absolutamente todos los escritores peruanos post boom se han visto influenciados por Vargas Llosa. Ya sea de forma positiva o negativa, en estilo, técnica, bagaje cultural, movimiento o motivación, todos han (hemos) tomado aunque sea una pizca de su obra.
Mario Vargas Llosa posee muchas facetas: escritor, académico, político, líder de opinión, padre de familia, etc. Mucha gente mezcla sus facetas cuando hablan de él, pero a mí particularmente sólo me importa su faceta de escritor. Y además, quiero ser lo más específica posible: en este post quiero enfocarme en el que yo considero es el mejor de sus libros, Conversación en La Catedral.
Este podría ser un resumen del libro: Santiago Zavala, un joven periodista, hijo de un magnate del régimen del General Odría, se encuentra con el antiguo chófer de su padre. Deciden sentarse a conversar en el bar La Catedral, mientras Santiago comienza a desplegar su necesidad por encontrar una explicación a algunos eventos ocurridos en su familia. Esto lleva a la narración de diferentes historias (de amor, sexo, crímenes, política, corrupción, etc.) que parecen estar deslindadas unas de otras, pero que al final tienen un vínculo que acomoda y mueve toda la historia en general.
La mayoría de críticos han preferido poner énfasis en la importancia social de la novela. La eterna pregunta de Zavalita, “¿en qué momento se había jodido el Perú?” plantea un dilema que todos queremos responder. Lima la horrible y el Perú en general se ven grises y sin maquillaje. A pesar de que la novela se desarrolla en los años cincuenta, la historia sigue siendo vigente. El Perú y su criollada no han cambiado mucho.
La crítica social es un tema recurrente en los libros de MVLL; en la gran mayoría se refleja su percepción de la sociedad. Pero éste es mi favorito por las técnicas, estilos, fondos y formas. MVLL hace un genial despliegue de todo su talento y genio creador. El exquisito uso de técnicas literarias, que para otros hubieran sido una definitiva condena al fracaso, hacen de esto libro una verdadera obra de arte y una cruda y real mirada a la sociedad del poder en el Perú.
La novela se desarrolla de manera fluida, a través de diálogos que alternan flashbacks, raccontos y flashforwards. Además, Conversación en La Catedral es una historia que engloba otras muchas historias entrelazadas. Al comienzo es un poco confuso para el lector desprevenido, que tiene que mantenerse al tanto y alerta de toda la información o datos que el narrador o narradores nos proporcionan. Parece que la cronología de la historia y sus personajes es un rompecabezas sin armar. Pero ésa es la genialidad del libro. La satisfacción que se siente al encontrar el lugar de una pieza y al final, cuando el rompecabezas está armado, es el gran efecto de la novela.
La intensidad de la prosa es abrumadora. Éste no es de esos libros que se leen y uno olvida al poco tiempo; queda y regresa a nuestra memoria de manera constante. Y para los peruanos, la eterna pregunta de Zavalita resuena casi de manera insoportable. Como dice el escritor Fernando Iwasaki, “En Conversación en La Catedral Vargas Llosa ha puesto la lengua en la llaga”.